El
circuito japonés es uno de los clásicos del calendario, originalmente
construido como uno de pruebas en 1960, es el único circuito que ofrece un
trazado en figura de ocho, ofreciendo una variedad de retos al piloto y sus
bólidos.
La pista
es de naturaleza angosta, requiere un nivel de alerones poco más alto de la
media con suspensiones duras para conseguir estabilidad y buena respuesta a través de los diversos cambios de dirección
que en la primera sección del circuito deben de ser explotadas al máximo para
conseguir buenos tiempos, la potencia juega un papel importante en este
circuito y también son sometidas a tremendo estrés con los distintos niveles de
cargas que pueden afectar el sistema de aceite del coche.
Los
neumáticos son expuestos a altas cargas laterales algo que les da poco tiempo
para enfriarse, el asfalto es de una naturaleza abrasiva lo que hace
fundamental el controlar la degradación de los neumáticos, este factor es de fundamental importancia en
las tácticas que los equipos seguirán de acuerdo a las prestaciones de cada
chasis en particular, en principio es un circuito que juega a favor de aquellos
que pueden controlar la degradación sin perder demasiada velocidad, aquellos
que deban cuidar el estado de los neumáticos como prioridad en su estrategia se
encontraran en desventaja en el rápido circuito.
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