La temporada de
1988, fue una que muchos equipos prefieren no recordar, McLaren propulsado por
el motor Honda se llevó 15 de las 16 posibles victorias, solamente una Victoria
escaparía las garras de Ayrton Senna y Alain Prost, el 59º Gran Premio de
Italia en Monza.
Un mes antes del
gran premio, la leyenda del deporte motor, Enzo Ferrari había fallecido a sus
90 años, como escrito para una película, sus amados coches rojos, le dieron el
último adiós, de una manera única, merecida como solo Enzo Ferrari creería
correcto, con un primero y segundo frente al fanático público italiano, frente
a los Tifosi, Gerhard Berger lidero a Michele Alboreto y posiblemente no quedo
un ojo seco en todo el circuito, fue una ocasión memorable.
Durante la vuelta
34, el motor Honda a la espalda de Alain Prost, registra una rara avería y su
compañero, Ayrton Senna tropezaría tratando de sacar una vuelta a Jean-Louis
Schlesser en un Williams en la vuelta 49, este era substituto de Nigel Mansell
quien estaba enfermo, ese día sea como sea y fuese por la razón que fuese, el
destino se encargó de dar una despedida a Il Commendatore.
La muerte de Enzo
golpeo fuerte al equipo italiano, acostumbrado a estar bajo la sombra de la
leyenda, repentinamente se encuentran sin su protección, sin su liderazgo, el
equipo en si como empresa, estaba bien estructurado, para Berger, de cierta
forma todo seguía igual, “ a Enzo de alguna manera, le caía bien, almorzamos
varias veces, me envió una muy bonita carta cuando termine en el podio de
Portugal en 1987”, cuando el equipo comenzaba a contemplar Monza, sabiendo que
Enzo ya no estaba con ellos, había emociones, pero motivación de hacer un buen
papel, si en algún sitio se le podía rendir un buen homenaje, Monza era el
lugar indicado, no que pensaran ganar, pero a su manera de ver, McLaren era
intocable, por lo que la mejor opción sería terminar tercero detrás de los
coches ingleses y así darle una gran alegría al equipo que venía remando de un
mes de tristeza y emociones enfrentadas.
Gerhard Berger
tomo nota del abandono de Alain Prost en la vuelta 34, esto significaba que el
segundo lugar aún estaba a su alcance, por otro lado, los mensajes que recibía
de boxes eran alentadores, estaba alcanzando a Ayrton y la Ferrari aún se sentía
fuerte, le estaba alcanzando, llámese fortuna, destino o como se quiera
describir, con dos vueltas del final, Ayrton apresuro una situación que no era
necesaria, a pesar de que había algún problema de combustible, los mensajes de
reacción de Schlesser, se confundieron y todo termino con el McLaren de Senna
fuera de carrera, dándole toda la pista a Gerhard Berger que entra en la
Parabólica por última vez con Michele
Alboreto en sus espejos, Monza se volvió loca y ahogo en una celebración
agridulce.
Unos días antes
de llegar a Monza, un siempre bromista, Gerhard Berger, pregunto ¿si gano en
Monza, me puedo quedar con el auto? Ante un si, Gerhard arribo a Monza con un
remolque para llevarse su coche, en teoría parte de la broma, lo que no sabía
que se iría ese mismo domingo, no solo habiéndole dado una merecida despedida a
Enzo, pero con un recuerdo que ocupaba todo el tráiler.
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