De
tiempo en tiempo, este maravilloso deporte nos muestra su cara cruel, por más
que aún se considera una posibilidad, siempre que ocurre golpea con dureza, en
esta ocasión duro unos largos nueve meses y a pesar que muchos ya estábamos preparados para recibir
la noticia, igualmente, cuando llega, pone cara al dolor y nos deja totalmente
indefensos, vulnerables.
La
crueldad del deporte arrebata esta vez una joven promesa, un joven que brillaba
con luz propia y que no dejo indiferente a nadie que se cruzó con él, la
vibrante sonrisa de Jules Bianchi se apagó, pero su presencia estará siempre
entre todos los que le recuerdan y amantes del deporte que le quito la vida.
La
sangre de pilotar estaba en la familia, Lucien Bianchi quien compitió en f1 y
coches deportivos durante los 50s y 60s, fue quien deposito esa semilla en el
joven francés, no tardo en demostrar poseer cualidades ganando el campeonato
francés de formula Renault y el título europeo de f3 en 2007 y 2009, consiguió
su sueño de ser piloto de fórmula 1 a través de GP2 y Formula Renault 3.5,
siendo piloto de reserva en Force India en 2012, bajo la tutela de Ferrari, en
2013 conseguiría ser piloto de Marussia y daría sus primeros puntos en Mónaco
2014.
Bajo el
ojo observador de Ferrari, el joven
francés tenia ante si las posibilidades de desarrollar su carrera, para el día anterior
al de su accidente en Japón, los rumores
le situaban a un paso de firmar con Sauber, otro pequeño paso que Ferrari
facilitaba como premio a sus condiciones, la Scuderia tenía una muy buena idea
del talento de Bianchi, en numerosas ocasiones apoyándole públicamente y
declarando que poseía todos los ingredientes.
La
velocidad estaba presente, su adaptación con cada avance dejaba claro que sabía
en qué puntos trabajar y como transferir lo que sabía, absorber lo que aprendía,
de una forma muy natural, las limitaciones de Marussia le opacaban un poco,
algunos de los ingenieros reconocían ciertas cualidades, Bianchi estaba en
control del coche, los que trabajaron con el directamente , lo confirmaban, a
pesar de las limitaciones del coche, en Marussia, Bianchi trabajaba para que este
hiciera lo que el piloto le comandaba, rara vez cediendo a lo que el coche quería, los ingenieros
sabían que podían confiar de la información proporcionada por el piloto,
haciendo sus tareas más fáciles.
Durante
el gran premio de Monaco en 2014, Bianchi se encontró con la oportunidad de
obtener puntos, el generalmente amigable y sonriente francés, debía adelantar a
Kobayashi, sin dudarlo, fue decisivo, dejando claro que poseía la determinación
y estaba dispuesto a ser contundente en su posición, era paciente cuando lo
necesitaba. pero no dudaba de encontrar su oportunidad y esto mostraba la
madurez del joven piloto.
Muchas veces no se presta atención a aquellos
que están forjando su talento en coches que poco pueden hacer, a veces no es
esperar que hagan lo imposible, sino ver cómo trabajan con lo que tienen a su disposición, Jules Bianchi mostró claros
indicios de un gran futuro en sus 34 carreras en f1, tal vez solo fueron
chispazos, pequeñas muestras de lo que era capaz, lamentablemente esta vez solo
nos quedaremos con la incógnita de que habría sido, pero también en golpes
duros como estos, nos damos cuenta de lo privilegiados que somos en poder
observar talentos como este, a pesar de que en ocasiones el mismo deporte que
les permite brillar, no nos permita seguir disfrutándolos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario