Para
fines de los años 90, los equipos venían mencionando que el gasto estaba en
aumento, en su momento no parecía generar gran alarma, existía un numero
saludable de auspiciantes e inversores, pero era evidente que un deporte que ya
era caro, estaba con rumbo a descontrolarse en su gasto.
Al
arribo del año 2000, los costes ya eran excesivos , poco justificables, pero no
existía reacción alguna, no parecía haber interés en enfrentar la situación,
dos años más tarde la situación seguía agudizándose, la FIA tomo la iniciativa
en convocar a los equipos a dialogar sobre la situación con poco éxito, ante la
continua poca iniciativa de los equipos, fue la FIA quien debió tomar cartas en
el asunto, sus estudios indicaban que se debía actuar antes que fuera demasiado
tarde y el impacto ahuyentara a los inversores o fabricantes, con esa visión en
mente, durante la temporada de 2003 se introdujeron cambios, prohibiendo coches
de clasificación, controlando el desarrollo de motores y varios otros
componentes.
Los
cambios fueron resistidos por varios, pero con la llegada de la crisis
económica de 2008, el peor escenario imaginado por la FIA se hizo
realidad, a la vez, la FIA se encontraba
que por medio de regulaciones les sería imposible controlar la situación, pero
ante la continua falta de acuerdo por parte de los equipos, no tenía otra
opción que seguir introduciendo regulaciones, a pesar que de antemano ya se sabía
que servirían de poco, la crisis rápidamente ahuyento inversores, los equipos
rápidamente sintieron el impacto y los más pequeños serian golpeados más
duramente, era hora de introducir un techo de gastos.
Por más
que los equipos proclamaban su voluntad por dialogar y encontrar soluciones,
todos lo hacían con un ojo en sus propias agendas y el deporte en conjunto no
era contemplado como objetivo general, la FIA nuevamente debió imponer
regulaciones para tratar de controlar la situación, pero se creía que de
introducirse de forma adecuada con cooperación, haría que todos tuvieran una
situación financiera viable, inmediatamente recibiendo resistencia desde los
equipos más grandes, poco después se realizó un estudio para crear una fórmula
de cómo aplicarlo, algo que contó con la contribución de los equipos, aparte de
expertos financieros externos, la conclusión en ese momento era de que sería
totalmente aplicable, para fines de la temporada, los equipos habían decidido
que no querían que nadie mirara dentro de sus finanzas, para los equipos
grandes es más sencillo el competir contra dos o tres equipos, que contra toda
una grilla que estaría de alguna forma con las mismas posibilidades.
Como
siempre sucede, los equipos grandes comenzaron su propia campaña que parecía
desviar la atención del verdadero problema, argumentando el porcentaje que
recibían desde CVC como el gran culpable, el acuerdo Concorde había vencido en
diciembre de 2007 y ahora los equipos veían una oportunidad para re negociar,
el mismo necesitaba de la firma de la FIA, pero CVC decidió que los acuerdos
financieros eran entre los equipos y CVC , para la FIA dentro de sus deberes, estaba
no solo la seguridad y organización, pero el ser justo con los competidores o
quienes formaban parte de todo, los meses pasaban sin ver un acuerdo,
propuestas para 2009 no llegaban a ningún sitio tampoco, no pasaría mucho
tiempo antes de que la política complicara mucho más la situación y cinco años
después el deporte sigue sin querer enfrentar una situación que cada día parece
más desesperante para muchos, una extensión del acuerdo se firmó en 2009 y un
nuevo Concorde se firmaría en 2013, pero las soluciones a los problemas siguen
sin llegar.
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