Los records o
estadísticas pocas veces dejan claro la calidad de un piloto, muchas veces
siempre se gravita hacia los logros, los campeonatos, a veces esto provoca que
muchos queden como una simple línea, un competidor más, puede ser que Bonnier
no tuviera todas las cualidades de un campeón o que simplemente no fuera lo
suficientemente bueno, de una cosa no hay duda, Jo Bonnier era uno que creía en
la vieja escuela y a veces esa pre disposición a ser muy amable le puso en
desventaja, pero principalmente para él, corría de la manera que él creía
conveniente y no se engañaba a sí mismo, sabia reconocer sus limitaciones.
Esto no le
impidió tener su momento de gloria aunque fuera breve, dicho episodio tuvo lugar en Zandvoort en
1959, tomando no solo pole position, pero también la victoria, la semana previa
al evento, BRM había enviado los coches al padre de Stirling Moss para unas
pruebas de rendimiento, BRM era por momentos mucha promesa pero no llegaban los
resultados y esto estaba llevando los límites de la paciencia en el equipo a
comenzar a aceptar que simplemente el proyecto nunca daría frutos, Stirling había
conseguido unos tiempos que causaban vergüenza para el resto, incluyendo a
Bonnier, de alguna manera para el piloto sueco había solo una manera de contra
restar esa vergüenza durante las pruebas, debía conseguir un buen resultado en
la carrera a la semana siguiente en Zandvoort, Bonnier hizo su trabajo y se
mantuvo en contención, cuando todos anticipaban que el BRM rompería como lo hacía
siempre, Jo comenzó a ser más cuidadoso, tomaba sus curvas con mas precaución y
aceleraba con cuidado, casi todos , incluso la propia gente de BRM , creía
escuchar ruidos, anticipando ese abandono al que estaban tan acostumbrados,
Bonnier no solo mantuvo la calma en todo momento, como si estuviera planeado,
en la última vuelta pareció que demoraba demasiado, todos mirando hacia el
comienzo de la recta y finalmente emergió el BRM de Jo Bonnier quien le saco a toda velocidad,
calculando que si el coche rompía en ese momento, el momento le llevaría a
cruzar la línea y conseguir esa victoria.
Pasaría dos
temporadas en Porsche donde era evidente que estaba a la sombra de el gran Dan
Gurney, pero Jo era valioso en varios aspectos para los equipos, fuera del
coche también contribuía y era cuando dejaba claro que no era un simple piloto,
tal vez no material de leyenda pero alguien que podía perfectamente
complementar el trabajo de un equipo, ayudaría en dar forma a la Asociación de
Pilotos, mientras Stewart trabajaba en su lado, Bonnier, un diplomático por
naturaleza junto con Graham Hill, se encargaban de convencer, llevar las conversaciones
por momentos tan agónicas, por los rumbos adecuados, no siempre con buen
resultado, pero Bonnier fue fundamental en hablarles de igual a igual no solo a
sus rivales de pista, pero ser elocuente en las conversaciones con
organizadores y políticos.
Entre sus grandes
logros están ganar la Targa Florio en 1960 y 1963, en 1962 conseguiría un
triunfo en las 12 horas de Sebring, con Graham Hill conseguiría un segundo
puesto en las 24 horas de Le Mans de 1964 y un primer puesto en las 12 horas de
Reims del mismo año, en 1966 con Phil Hill ganaría los 1000 kms de Nurburgring
en un Chaparral, entre sus últimos triunfos estarían los 100kms de Barcelona
en Montjuic 1971 con Ronnie Peterson y
las 4 horas de Le Mans de 1972.
Poco tiempo después
de retirarse de F1, perecía en un accidente en las 24 horas de Le Mans de 1972,
su LOLA entro en un innecesario contacto con una Ferrari Daytona conducida por
un total amateur, la Ferrari se movió repentinamente a su camino, el contacto
lo saco de pista de forma violenta, catapultándolo por sobre los árboles y
estrellándose a unos 30 metros de la pista, Vic Elford sería uno de los
primeros en llegar y se detuvo a asistir, “ parecía como un helicóptero entre
los árboles, fue horrible, luego de continuar y entregar mi coche, la caja
rompió, creo que fue la única vez que realmente me sentí contento de que se
rompiera el coche”, es posible que el mundo no llorara la perdida de Jo
Bonnier, pero sin duda que la fraternidad de la fórmula uno perdió a una de sus
más populares figuras dentro y fuera de pista, Graham Hill lo pondría de una
forma más clara, “para muchos murió uno más, pero para nosotros, hoy perdimos
un amigo”.
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