Al
terminar el campeonato muchas veces se hace con sentimientos cruzados, por un
lado la alegría de que se corona un Nuevo campeón, pero sabiendo que pasara un
tiempo antes de que los motores vuelvan a tomar los circuitos en competencia.
El
campeonato en sí no fue nada dramático gracias a los continuos cambios de
normas que en los últimos tiempos tratan de dar una paridad, control y bienestar
general, los resultados siguen siendo los mismos y hasta esperados, poca
competencia, quien realice mejor sus tareas tendrá una ventaja que difícilmente
será posible recortar, la paridad no es posible cuando se juega a los secretos
y el bienestar es difícil de lograr cuando se trata de una forma poco lógica a
los equipos, circuitos y otras partes que en realidad merecen mejor .
A pesar
del empeño en negar que se va a una formula controlada, la evidencia es cada
vez más clara, las regulaciones siguen quitando posibilidades de originalidad y
las mismas que controlan a las PU, dejan poco margen para que existan aventuras
en la creatividad, quedo bien claro que el concepto/solución de Mercedes era el
ideal y aquellos que no siguieron ese camino pagaron caro, Pirelli nuevamente
se encargó de introducir un elemento de variación que de otra manera no existió,
por mucho que nos quieran decir que las carreras fueron entretenidas, solo
cuando Mercedes tuvo problemas existió alguna posibilidad para los demás,
Pirelli se encargó de dar algo extra, haciendo que en algunos casos a 5 o 7
vueltas de comenzada una carrera se debiera cambiar de neumáticos, forzando a
que las características de las carreras cambiaran al menos por un corto tiempo.
Las
batallas en medio de la grilla probaron ser más entretenidas, los márgenes eran
menores, a medida que progreso el campeonato, Mercedes dejaba bien claro que no
habría posibilidades de quitarles el título, aunque la matemática y algún
tropezón mantuvo a algunos pocos con vida por un tiempo, mirando la pista no
había manera que los resultados fueran distintos y prácticamente era esperar a
que uno de los dos pilotos tomaran el título, la ridícula opción de doble
puntos en la última carrera cumplió con su función pero lo hizo parecer
artificial, con buen motivo fue rápidamente votada para no usarse en el próximo
campeonato.
Existieron
los rayos de brillantez que Ricciardo mostro en su Red Bull, madurez y consistencia,
fueron sus grandes cualidades que estuvieron acompañadas de velocidad y muy
buen juicio que le dieron victorias, Bottas confirmo sus cualidades también en
el resurgente Williams, McLaren siguió arrastrándose por momentos, en pocas
ocasiones mostro ser capaz de pelear por alguna posición significativa, en
muchos casos se debió mas a sus pilotos que a su maquinaria, que a pesar de
poseer la mejor PU, no supo desarrollar el coche y tuvo muy pero muy poca
presencia en pista, a mediados de campeonato algunos ya comenzaban a mostrar
desgaste en sus desarrollos, posiblemente comenzando a mirar hacia 2015, los
problemas económicos comenzaron a golpear con más fuerza y solo el terrible
incidente de Jules Bianchi hacia fines del campeonato, pudo desviar la
atención, sin embargo dos equipos debieron cerrar sus puertas y solo uno pudo
volver a la última carrera, los problemas económicos son profundos, son
cansadores para mucha gente, pero es necesario sacarlos a luz para que de
alguna manera aquellos que quieren seguir ignorándolos, comiencen a mirar en la
dirección adecuada, despertando a la realidad.
El
mercado de pilotos fue algo interesante, pero la atención seguía en lo
económico y lo que se viene, Vettel
tratando de liderar a Ferrari, Honda retornando a la fórmula 1, pero
ante todo, se esperan cambios que ayuden a varios, el invierno será largo para
muchos, pero a pesar de todo, si en algo está unida la fraternidad de la fórmula
1 es en escuchar el progreso de Jules Bianchi.
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